El único requisito para ser feliz es querer serlo
Es lo que nos dice Jose Antonio Flórez, catedrático de Ciencias de la Conducta del Departamento de Medicina de la Universidad de Oviedo, una actitud positiva y optimista ante la vida puede incrementar la longevidad hasta en 7,5 años y que «el sentido del humor actúa como un potente inductor de estados de alegría».
Ser felices no es algo baladí ni superficial. Más bien al contrario, es muy serio, es la vida de cada uno y desarrollar una asignatura que todos suspendemos y que se llama aprender a vivir. Se trata de un proyecto personal de superación continua. La felicidad es el primer medicamento que tenemos para una creativa y fructífera longevidad.
Habrá gente que se pregunte cómo puede hacer para estar bien si no puede pagar la hipoteca y le han echado del trabajo...
El momento actual es singular pero no es el único ni posiblemente será el peor. La supervivencia del ser humano ha tenido que pasar grandes retos y situaciones catastróficas, incluyendo hambrunas, pero la felicidad no se nutre solo de un manantial económico, tiene que ver más con uno mismo, con un estado de equilibrio y de paz interior. La crisis económica no es, probablemente, lo más importante sino las crisis afectivas, las crisis psicológicas, la muerte social del individuo que es lo que tenemos que tratar de evitar aún siendo importantes estos zarandeos de la vida occidental.
Indudablemente nos femos complicado la vida en este lado del mundo. La complicación es tremenda y hay personas que se ahogan porque no encuentran una camisa de su talla o porque no pueden ir de vacaciones. Hay que ser conscientes de que la felicidad no tiene nada que ver, o muy poco, con la economía. De hecho, el crecimiento económico no ha ido vinculado a un mayor nivel de felicidad. En los años 60 la gente era más feliz, ahora hay más enfermedades, la tasa de suicidios se ha sextuplicado y los trastornos mentales se han triplicado.
El único requisito para ser feliz es querer serlo y, naturalmente, es sencillo. Se trata de un esfuerzo de superación personal, de superación de dificultades, obstáculos y enfermedades. Las personas más felices se cuidan más a sí mismas, esto es fundamental. ¿Qué quiere decir esto? Pues desarrollar actividad física, cuidar la alimentación, desarrollar las relaciones sociales, el amor, la imaginación, la creatividad y la inteligencia.
La pereza es el principio del declive, del deterioro cognitivo. Por eso habla de una demencia nueva que he llamado ‘demencia de la vagancia’. Nuestro cerebro no ha sido creado solo para dormir, comer y cobrar la pensión. El cerebro está preparado para alcanzar el mayor grado de desarrollo potencial y este es un compromiso que tiene la persona. No hemos nacido para ser cómodos sino para ser felices, para alcanzar el máximo grado de potencialidad en todo: en la inteligencia, en la creatividad, en la amabilidad, en la afabilidad y ahí no hay límites.
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